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domingo, 21 de noviembre de 2010
La España de la inmigración crece entre la crisis y el paro
Los datos del Padrón ofrecen periódicamente una radiografía social que constata la relevancia demográfica de los extranjeros en España durante los últimos años. A 1 de enero de 2009, la población empadronada superó los 46,6 millones de personas, tras aumentar en 504.128 respecto a 2008. En total, 41.063.259 ciudadanos son de nacionalidad española y 5,5 millones son extranjeros, lo que ya supone el 12 por ciento de los inscritos. En un país con problemas de envejecimiento y una de las natalidades más bajas del mundo, siempre es positivo que la población no se estanque. La crisis es un elemento llamado a alterar una sociedad condicionada por una presencia extranjera tan relevante. La España del éxito económico que ha quedado atrás no es la misma que la de los cuatro millones de parados y, por tanto, sus problemas tampoco. La contribución de los extranjeros al crecimiento ha sido tan indiscutible como lo es también que en época de vacas flacas las dificultades y las tensiones se pueden multiplicar en colectivos especialmente afectados por la falta de trabajo como el de los inmigrantes. El Estado no puede ni debe abandonar a quienes se han ganado su derecho a la protección social, pero debe estar vigilante para prevenir y actuar contra cualquier brote que altere la convivencia y la seguridad.
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