Aun siendo un discurso ya empleado en otras ocasiones —especialmente, cerca de las elecciones—, el presidente de Canarias volvió a sacar a la palestra el argumento de la superpoblación, asociando veladamente el asunto con la inmigración, como uno de los asuntos a tener en cuenta si se habla del modelo económico de las Islas. Entre los guarismos que puso sobre la mesa, ante la presencia del resto de representantes de las RUP, destacó que el Archipiélago aumentó su población en 600.000 habitantes en los últimos doce años.
Sin embargo, la particular hoja de ruta de Coalición Canaria en este particular aparece como un discurso con menos consenso de lo que se esperaba en esta nueva conferencia, ya que las realidades de la periferia europea son muy heterogéneas. Sin ir más lejos, la dependencia de Azores del sector turístico no es tan fuerte como se da en el caso de Martinica o Canarias, mientras que regiones como Guayana Francesa y Reunión piden a gritos mano de obra extranjera. En el caso del primer departamento francés de ultramar, la actividad económica gira en torno a la base espacial de Kourou, así como del incipiente sector terciario y de una minería que hace importantes progresos. En cuanto a Reunión, la agricultura se ha quedado estancada con la caña de azúcar como cultivo primordial, por lo que la diversificación de la actividad (la pesca se convierte en otro de sus principales activos) reclama una reconversión que inevitablemente debe venir de fuera.
Por ello, el discurso de Rivero sobre la superpoblación de Canarias sólo se podría adscribir a Madeira. La región española supera los dos millones, frente a los escasos 270.000 habitantes del enclave portugués, que sin embargo tiene una densidad superior —285 hab./km2— por sus escasos 828 kilómetros cuadrados. En cualquier caso, uno de los episodios más demoledores para la economía de Canarias es que Madeira ya le ha superado en varios de los ratios económicos. Si en el año 2000 el Gobierno regional de Funchal contabilizaba un Producto Interior Bruto per cápita inferior al de las Islas (un 74 por ciento con respecto a la media europea frente al 78 del Archipiélago), a mediados de la década la situación ya se había invertido (97,7 por ciento frente a un 92,6 en 2006).
Pero en el capítulo del desempleo es donde se evidencian las diferencias, ya que Madeira apenas alcanzó el 7,6 por ciento, siendo una región también especializada en el sector turístico, mientras que Canarias pasó del 11,5 en 2005 al ya conocido 28,67 de hoy.
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