La última embarcación con inmigrantes ilegales a bordo que llegó a Canarias lo hizo ayer a Lanzarote. Una patera en la que, según confirmó la Policía Local y la Guardia Civil, viajaban al menos 17 personas que fueron detenidas a lo largo del día en los alrededores de la playa de Famara, donde desembarcaron en torno a las tres de la madrugada del martes al miércoles, cifra que podría verse aumentada puesto que la Guardia Civil continuaba ayer realizando labores de rastreo en los alrededores de la playa. El pasado lunes llegó otra con 26 personas, la mayoría menores, y otra más el viernes pasado con otras 30, doce de ellas menores, y todas a la costa lanzaroteña. En total son 73 los inmigrantes que han sido localizados y retenidos por las autoridades de la isla desde el viernes.
La consejera de Bienestar Social Juventud y Vivienda del Gobierno de Canarias, Inés Rojas, ya advertía el pasado martes que si bien es cierto que el fenómeno migratorio irregular hacia las islas se ha ralentizado por los efectos de la crisis económica, hay que estar "ojo avizor" para que en el caso de que se vuelvan a abrir las rutas de inmigración clandestina "no nos cojan desprotegidos".
La consejera subrayó que en lo que va de año son ya más de 10 las pateras que han llegado a Lanzarote y mostró su su preocupación por la posibilidad de que el Frontex vaya a dejar de operar al entender que las rutas migratorias hacia Canarias se han cerrado. En este sentido, la consejera incidió en que si bien es verdad que no están llegando inmigrantes irregulares de forma masiva, "las circunstancias que mueven a las personas a emigrar en una patera o cayuco no han cambiado, y los patrones de las pateras están siempre al acecho de poder esquivar la vigilancia y la seguridad que pudiera haber en la mar". Rojas calificó como "muy importante" que España y Marruecos restablecieran relaciones diplomáticas.
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