Van bajando del autocar, sonrientes, empuñando una 'senyera'; uno arranca a gritar "¡Mas president!" y los demás se van añadiendo, cada uno con su acento -subsahariano, latino, asiático-, y mientras despliegan una pancarta con el lema de campaña de CiU van accediendo al recinto con un punto de excitación.
Un corpulento africano abrazado a una joven suramericana avanza dando botes y haciendo ondear la bandera catalana, mientras a su lado un hombre de origen pakistaní aplaude animosamente y grita: "¡Todos somos catalanes!".
Han venido en uno de los seis autocares fletados desde Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para conducir a los llamados "nuevos catalanes" al multitudinario mitin con inmigrantes del candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat, Artur Mas.
En total hay una treintena de autocares, llegados desde las Tierras del Ebro, Girona, Tarragona, Lleida, Reus, Sabadell, Terrassa, el Maresme y otros puntos de la geografía catalana.
En el interior del Barcelona Teatre Musical ya van calentando el ambiente centenares de inmigrantes, que convierten en electrizante el momento en que se anuncia la aparición del "futuro presidente de Cataluña", que toma asiento en primera fila.
Saltan al escenario el responsable de inmigración de CDC, Àngel Colom, y su mano derecha, Èric Bertran, encargado de presentar a un grupo musical de doce adolescentes de diversas procedencias, que micrófono en mano se ponen a interpretar una pegadiza canción dance-pop, con estrofas hechas a medida del ideario de Mas.
"Todos hoy queremos un cambio", "Pedimos que Artur marque el futuro", "Hay que trabajar y también estudiar para poder formar la Cataluña ideal, para poder conseguir la libertad nacional", "Vengamos de aquí o de allí, todos somos el pueblo catalán"...
Combinando el catalán, el castellano y el inglés, la canción, que repite machaconamente la sentencia "somos catalanes", hace levantar de sus asientos al variopinto auditorio, donde conviven 'shadors', turbantes sijs y gorras de equipos caribeños de béisbol.
Toman la palabra modélicos "nuevos catalanes", que tienen bien interiorizado el discurso de CiU, como la senegalesa Penda, que pide el "voto por el cambio", o el pakistaní Dandar, que sale en defensa del concierto económico, o la barcelonesa de origen marroquí Aouatif Stitou, número 73 en la candidatura electoral de Mas.
Interviene el dominicano Guillermo Ángeles, miembro de la dirección de Unió, que convoca a los presentes a participar en la "cruzada por el cambio" que abandera el proyecto de CiU.
Llega el discurso de Àngel Colom, factótum del acto de hoy, que emplea inicialmente un tono místico, casi susurrando sus mensajes, abogando por la integración de los inmigrantes -"Cataluña, un solo pueblo"- frente al modelo de la "multiculturalidad" y los "guetos".
Invita a los recién llegados a esforzarse por aprender el catalán "en los próximos tres o cuatro años"; su timbre de voz va entrando en calor hasta que derrapa en un 'vibrato' cuando llega al nervio de su intervención: "¡Sed patriotas de vuestro país de origen, pero aquí, en Cataluña, sed patriotas también de Cataluña!".
Y termina regresando otra vez al tono dulce y arzobispal para explicar pedagógicamente a los presentes cómo 'no' tienen que votar: "No pongáis una crucecita al lado del nombre de Artur Mas en la papeleta, simplemente meted la papeleta dentro del sobre".
En CiU preocupa que muchos de los 130.000 "nuevos catalanes" con derecho a voto estén acostumbrados en sus países de origen a marcar con una cruz a su candidato en la papeleta electoral.
Mas teme que la fuerza de la costumbre lleve a muchos inmigrantes 'convergentes' a garabatear la papeleta de CiU antes de meterla en la urna y su voto se convierta en nulo, por lo que nada más subirse al atril repite "la explicación de la crucecita" de Colom: "¡Que nadie se equivoque marcando con una crucecita las papeletas!".
El candidato desarrolla su discurso con un permanente runrún de fondo: llantos de bebés, conversaciones en voz alta, risas, aplausos a cada cuatro frases, alguna melodía de teléfono móvil; el ambiente de un cine de verano al aire libre.
El fervor de los primeros minutos va decayendo; algunas familias abandonaban sus asientos para ir en comitiva al aseo, los niños salen a los pasillos del teatro a corretear.
Cuando finaliza el acto, el público escucha 'Els Segadors', un abuelo magrebí levanta el puño agitándolo al compás silábico del grito catártico de "¡Mas president!" y el candidato se despide tras firmar unos cuantos autógrafos, al ritmo de una charanga del Rif que hace sonar sus panderetas, bombos y trompetas.
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