Las escuelas son uno de los escenarios en que más confrontación genera el incremento de población inmigrante. Especialmente, es criticada la concentración de alumnos recién llegados en centros públicos, una problemática amplificada por la normativa que limita la escolarización de los hijos a colegios cercanos al lugar de residencia, con lo que la realidad migratoria en determinados barrios se traslada directamente a las aulas y abre un debate sobre la repercusión en la calidad formativa en centros con un alto porcentaje de alumnos inmigrantes.
La solución que el Govern ha impulsado en esta legislatura ha sido la creación de los controvertidos Espacios de Bienvenida Educativa (EBE), o lo que es lo mismo, equipamientos específicos, en ocasiones fuera de las escuelas, en los que alumnos de 8 a 16 años se adaptan a la idiosincrasia y el sistema educativo catalán antes de compartir aula con el resto de alumnos autóctonos.
El PSC, obviamente, defiende las instalaciones y apuesta por su expansión por todo el territorio -pues ahora sólo funcionan como programa piloto en Vic y Reus-. Los socialistas recurren, además, al premio económico a las escuelas con más concentración de inmigrantes para mitigar las consecuencias.
El PP respalda, en este caso, a los de Montilla y reclama "generalizar" los EBE, aunque es más contundente y lo exige para no "retrasar los avances de nuestros alumnos".
En el ala opuesta encontramos a ICV y Ciutadans. Tanto los ecosocialistas como los no nacionalistas proponen su eliminación por ser ajenos al sistema escolar. Los de Herrera prometen potenciar a cambio las aulas de acogida que ya funcionaban con anterioridad dentro de los mismos centros escolares para reforzar el aprendizaje de los nuevos escolares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario