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sábado, 13 de noviembre de 2010

Nuevo horizonte político en EE.UU.

Para la política estadounidense, el verdadero reto no va a ser tanto encajar los resultados del 2 de noviembre, sino la forma diferente en que un debilitado presidente Obama y los republicanos, a paso de carga en el Congreso, van a tener que funcionar dentro de un sistema de gobierno que exige una cooperación mínima incluso entre poderes antagónicos. A partir de ahora, las alternativas se limitan a dos años de parálisis institucional o intentar encontrarse, a medio camino, para solucionar algunos de los grandes problemas que explican el descalabro electoral sufrido por los demócratas.
El presidente. De ahora en adelante, la mayor fuente de inspiración para Obama será lo que hizo Bill Clinton tras perder el control de ambas Cámaras del Congreso en la imparable «revolución conservadora» de 1994.
 Gasto público. Los republicanos tienen la prioridad absoluta de reducir el desbocado déficit público de Estados Unidos, con tres billones de dólares sumados a la deuda nacional desde la toma de posesión de Obama.
El Congreso «cojo». Los republicanos quieren prorrogar todos los recortes de impuestos, promovidos por la Administración Bush, que expiran el 1 de enero. Obama quiere excluir a las rentas más altas, argumentando que Estados Unidos no puede permitirse un gasto estimado en 600.000 millones de dólares durante diez años.
Reforma sanitaria y de Wall Street. El nuevo panorama político en Washington va a dificultar la puesta en marcha de la reforma sanitaria y el nuevo marco regulador para Wall Street.
Energía e inmigración. Proyectos que incluso con mayoría demócrata en el Congreso eran un calvario van a quedar reducidos a su mínima expresión.
Más cambios en la Casa Blanca. Para hacer frente a las nuevas necesidades de Obama, se esperan cambios adicionales en la Casa Blanca.
Afganistán. Un Congreso republicano no será capaz de enviar más tropas a Afganistán o retirarlas antes. Guantánamo. El incumplimiento de una de sus primeras órdenes (desmantelar Guantánamo) va a acompañar a Obama hasta las presidenciales de 2012. Los republicanos podrán bloquear de forma todavía más efectiva cualquier intento de cerrar la prisión extrajudicial organizada por la Administración Bush.

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