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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Se lanza Texas contra inmigrantes ilegales

En un claro síntoma de que los meses que se avecinan seguirán siendo difíciles para la comunidad inmigrante en Estados Unidos, legisladores del Partido Republicano en el estado de Texas se han lanzado en estampida para presentar una batería de iniciativas contra la inmigración indocumentada.
Entre ellas, la polémica legisladora Debbie Riddle, quien no ha querido desaprovechar el cambio pendular de poder que han dejado tras de sí las elecciones intermedias, para registrar unas iniciativas de ley (H-16 y H-17) que son la réplica de la polémica legislación antiinmigrante de Arizona (SB1070) que hoy se dirime en una corte de apelaciones de San Francisco.
“He introducido esta iniciativa porque el pueblo de Texas ya no está pidiendo, sino exigiendo que tomemos pasos más significativos contra la inmigración indocumentada y para reforzar la seguridad fronteriza”, aseguró Riddle nada más registrar una iniciativa que no podrá llevarse al pleno de la legislatura estatal sino hasta dentro de dos meses.
La iniciativa contempla la posibilidad de una nueva cédula de identidad estatal, criminalizar la presencia de indocumentados, proscribir las ciudades santuario, auditar constantemente a agencias estatales que se encarguen de supervisar programas sociales en beneficio de la comunidad inmigrante y rastrear en las escuelas públicas en busca de niños indocumentados. También se busca prohibir a las dependencias estatales el imprimir documentos o letreros en cualquier idioma que no sea el inglés.
A pesar de que la propuesta antiinmigrante de Riddle cuenta con un creciente apoyo entre la población —según un sondeo realizado por The Dallas Morning News, 53% está a favor de que la Policía intercepte a las personas para comprobar su estatus legal migratorio—, los efectos que ésta pueda tener en el ámbito económico (ante la eventualidad de un boicot como el que ha golpeado a Arizona) y en las elecciones a la Presidencia en el 2012, donde los hispanos jugarán un papel crucial, podrían obligar al gobernador Rick Perry a pensárselo dos veces antes de apoyarla.

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